Suíza

Cando penso en Suíza o primeiro que me vén á cabeza é a palabra “neutralidade”. Pode que antes pense tamén nas vacas con chocas xigantes, no chocolate, nos reloxos e en arquitectura contemporánea, pero sempre acabo pensando na neutralidade e en cómo un país é quen de converter esta difícil actitude na súa bandeira. Sempre tiven curiosidade por saber como fixeran neste pequeno e montañoso país para, estando no medio de Europa, sobrevivir intactos a dúas guerras mundiais que afectaron a todos e cada un dos países que temos visitado ata agora. E non é que teña resolto todas as miñas dúbidas, pero si que descubrín que este país foi, e segue sendo, terra de acollida.

Polas rúas de Geneve pasean xentes de todas as nacionalidades, razas e credos. Xente de todo tipo que chegaron como refuxiados políticos escapando de réximes que os perseguían. Tamén se atopan emigrantes que viñeron a traballar a unha Suíza rica e necesitada de man de obra. Entre eles está a importante comunidade galega, que tan ben nos acolleu nos días que pasamos en Suíza.

Outro grupo, e posiblemente o máis afortunado, é o dos representantes dos países do mundo que traballan nas numerosas institucións internacionais que existen en Geneve. Unha das sedes das Nacións Unidas, a sede da Organización Internacional do Traballo, a Organización Mundial da Saúde, o Centro Europeo de Investigación Nuclear e o Comité Internacional da Cruz Vermella. Poder visitar este último fíxome especial ilusión, e a sala que se ve na foto, onde se almacenan os datos de milleiros de prisioneiros da Segunda Guerra Mundial, axuda a comprender a complicada, e criticada, labor que esta organización leva facendo desde hai máis de cen anos.

Andrés.


Whenever I think about Switzerland, the first word that springs into my mind is “neutrality”. I probably also think about gigantic cowbell carrying cows, about chocolate, clocks and contemporary architecture, but I always end up thinking about neutrality and wondering how this country managed to make this difficult attittude a defining feature. I’ve always wanted to know how this tiny, mountainous state successfully avoided two world wars while being in the middle of Europe. Two world wars that affected every other single European country we’ve visited so far. And I’m still far from fully understanding the foundations of this strange little country, but I’ve discovered one of the reasons of their personality: Switzerland has been, and still is, a welcoming land.

In the streets of Geneve you will find people from every nationality, race and belief. All kinds of people who arrived here as refugees, escaping from non-democratic regimes. You will also find emigrants who came to a rich and lacking work force Switzerland looking for an opportunity. Among this last group is, of course, the large Galician community, who looked after us the days we spent in the country.

Another group, possibly the luckiest one, is the one formed from country representatives who work at the many international institutions Geneve has. One of the UN’s buildings, the International Work Organization’s headquarters, the World Health Organization, CERN, or the International Committee of the Red Cross. This last visit made me especially happy, and the room you can see on the picture, where data from WW2 prisoners is stored, is actually a big help to understand the complicated (and criticised) task this organization has been doing for more than 100 years.

Andrés.


Cuando pienso en Suiza lo primero que se me viene a la cabeza es la palabra “neutralidad”. Puede que antes piense también en las vacas con cencerros gigantes, en el chocolate, en los relojes y en la arquitectura contemporánea, pero siempre acabo pensando en la neutralidad y en cómo un país ha sido capaz de convertir esta difícil cualidad en su bandera. Siempre he tenido curiosidad por saber cómo habían hecho en este pequeño y montañoso país para, estando en el medio de Europa, sobrevivir intactos a dos guerras mundiales que afectaron a todos y cada uno de los países que hemos visitado hasta ahora. Y no es que haya resuelto todas mis dudas, pero sí que descubrí que este país fue, y sigue siendo, tierra de acogida.

Por las calles de Geneve pasea gente de todas las nacionalidades, razas y credos. Personas de todo tipo que llegaron como refugiados políticos escapando de regímenes que los perseguían. También se encuentran emigrantes que vinieron a trabajar a una Suiza rica y necesitada de mano de obra. Entre ellos está la importante comunidad gallega, que tan bien nos acogió durante los días que pasamos en Suiza.

Otro grupo, y posiblemente el más afortunado, es el de los representantes de los países del mundo que trabajan en las numerosas instituciones internacionales que existen en Geneve. Una de las sedes de la ONU, la sede de la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Mundial de la Salud, el Centro Europeo de Investigación Nuclear, y el Comité Internacional de la Cruz Roja. La visita a este último me hizo especial ilusión, y la sala que se ve en la foto, donde se almacenan los datos de miles de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial, ayuda a comprender la complicada, y criticada, labor que esta organización lleva haciendo desde hace más de cien años.

Andrés.

4 Respostas a “Suíza”

  1. Sí, la verdad que Suiza acogió a muchos emigrantes gallegos,y los que he conocido recuerdan una Suiza llena de paz, de tranquilidad y muy parecido a lo que opina Andrés.La verdad que uno se debe sentir pequeño ante tanta inmensidad en todos los aspectos, a veces solo a veces pienso que nos hemos perdido parte de la historia por no estar allí para vivirla, pero creo que las nuevas generaciones y nosotros tenemos mucho que decir y aportar a la humanidad y a los que vienen detrás.

  2. Ai Andrés! Que bien escribes y qué bien lo cuentas! Me he emocionado! La foto es preciosa! Y la actitud reflexiva de Coru es perfecta! Un abrazo!!!!

  3. Interesting post, Andres, and lucky you are, that you experienced Switzerland as a welcoming country… and how sad and strange that my feelings about Switzerland are very different experiencing it as almost hostile with a widely spread and accepted xenophobic attitude and propaganda… well, I still like it, it´s a beautiful country…but probably wouldn´t dare to live there…

Deixa unha resposta

O teu enderezo electrónico non se publicará Os campos obrigatorios están marcados con *