Van xa un montón de días desde a derradeira vez que lle demos uso ao teclado do ordenador. Desde esa última vez pasaron moitas cosas, quizais a máis importante sexa que cambiamos de país. Atrás deixamos as costas de Finlandia, montamos nun ferry e cruzamos o Báltico. En Finlandia quedaron unha morea de amigos e moitas vivencias, un mes e medio de camiñatas entre piñeiros, saunas e mosquitos.
A Estonia chegamos polo porto de Tallinn, o auditorio-fortaleza de época soviética danos a benvida a esta histórica cidade e aos Países Bálticos, os tres grandes descoñecidos para nós nesta viaxe. As rúas da zona vella de Tallinn invitan a perderse e os prezos invitan a sentar nunha terraza e de darse unha pequena homenaxe. Non é que regalen as cousas, pero vindo de onde vimos todo parece barato.
Aloxámonos nun albergue e claro, pronto un grupo de mozos interraileiros sen experiencia na vida solicitou os nosos servizos como expertos que estamos feitos. Non decepcionamos e seguimos a un australiano alborotador ata un bar. E puidemos comprobar que ir en tren é máis descansado ou que ser novo é máis doado, porque non lles aguantamos o ritmo e marchamos pronto da noite en Tallinn. Quizais as noites anteriores en Helsinki tivesen tamén algo que ver.
Amenceu un día de calor abafante e disimulamos as ganas de quedar en Tallinn botando as mochilas ás costas, continuamos disimulando as ganas de quedar mentres abandonábamos a cidade por unha gran avenida rodeada de edificios sobrios coma un abstemio, seguimos disimulando todo o día ata que atopamos un discreto lugar onde prantar a tenda. Aquí xa non hai “Everyman’s Rights” que vallan, xa non se pode acampar no xardín de ninguén. Pero ao final disimulamos tan ben que o día seguinte seguimos camiñando. E ao outro tamén.
Atravesamos bosques, xa máis frondosos, inmensos prados, pobos que parecen de estreo e outros nos que os anos xa pesan. Pasamos calor (vai moita!), porque ademais aquí arriba é no verán cando chove, o que fai que a humidade suba un 3000% aproximadamente, tirando polo baixo. Chegamos a Pärnu, capital estival de Estonia, unha rápida visita á praia e a descansar… supoño que ninguén me crería se dixese que tras tres días camiñando saímos a dar unha volta pola axitada vida nocturna deste pobo.
Hoxe toca disimular as ganas de tirarnos e pasar o día na praia…
Coru.
It’s been already a few days since the last time we somehow used our laptop’s keyboard. Many things have happened since, the most important being probably that we are in a new country now. We left behind the Finnish seaside, took a ferry and crossed the Baltic sea. Back in Finland stayed many friends and experiences, a month and a half of walking among pines, saunas and mosquitos.
Tallinn’s port was the first thing we got to see in Estonia, along with a fortress-auditorium from the soviet time, welcoming us into this historical city and the Baltic States, the only three countries completely new to us in this trip. Tallinn’s old town streets invite the visitors to get lost, and the prices to sit on a terrace and give themselves a little treat. Not that they give anything away, but coming from Finland everything looks cheap.
We stayed in a hostel and, of course, soon a group of inexperienced young interrailers needed our expert services. We didn’t let them down and we followed a noisy aussie guy into a bar. And there we realised that travelling by train is probably less tiring or that being younger is easier, because we couldn’t keep up with their energy and retired quite early from Tallinn night. Or maybe the previous nights in Helsinki had something to do with our lack of energy.
The next day dawned terribly warm, and we had to hide our wish of staying in Tallinn by carrying our backpacks, and we kept on pretending we didn’t want to stay while we were leaving the city through a long avenue surrounded by sober-as-teetotaler buildings, and we pretended the whole day until we found a place where to camp our tent. No more “Everyman’s Rights” here, we cannot camp at anybody’s garden anymore. But in the end we were so good at pretending that we kept on walking the next day. And the next one as well.
We walked across thicker forests, giant lawns, new and old looking villages. And we suffered the heat (it’s too warm!), because up here (so we found out) summer is a raining season, which makes humidity increase in a 3,000% aprox. We got to Pärnu, Estonia’s summer capital, payed a small visit to the beach and rested… I guess nobody would believe me if I said that after three non-stop walking days we went out to discover this village’s nightlife.
And today it’s time to pretend we don’t want to just lay down and spend the day on the beach…
Coru.
Ya hace un montón de días desde la última vez que le dimos uso al teclado del ordenador. Desde esa última vez pasaron muchas cosas, quizás la más importante sea que cambiamos de país. Atrás dejamos las costas de Finlandia, nos montamos en un ferry y cruzamos el Báltico. En Finlandia quedaron un montón de amigos y muchas vivencias, un mes y medio de caminatas entre pinos, saunas y mosquitos.
A Estonia llegamos a través del puerto de Tallinn, el auditorio-fortaleza de época soviética nos da la bienvenida a esta histórica ciudad y a los Países Bálticos, los tres grandes desconocidos para nosotros en este viaje. Las calles de la zona monumental de Tallinn invitan a perderse y los precios invitan a sentarse en una terraza y darse un pequeño homenaje. No es que regalen las cosas, pero viniendo de donde venimos todo nos parece barato.
Nos alojamos en un albergue y claro, un grupo de jóvenes interraileros sin experiencia en la vida solicitó nuestros servicios como expertos que estamos hechos. No decepcionamos y seguimos a un australiano alborotador hasta un bar. Se ve que ir en tren es más descansado o que ser joven es más fácil porque no les aguantamos el ritmo y nos retiramos pronto de la noche en Tallinn. Quizás las noches anteriores en Helsinki también influyeran.
Amaneció un día de calor sofocante y disimulamos las ganas de quedarnos en Tallinn echándonos las mochilas al hombro, seguimos disimulando las ganas de quedarnos mientras abandonábamos la ciudad por una gran avenida rodeada de edificios sobrios como un abstemio, seguimos disimulando todo el día hasta que encontramos un discreto lugar donde plantar la tienda. Aquí ya no hay “Everyman´s Rights” que valgan, ya no vale acampar en el jardín de nadie. Al final disimulamos tan bien que al día siguiente seguimos caminando. Y al otro también.
Atravesamos bosques, ya más frondosos, inmensos prados, pueblos que parecen de estreno y otros a los que les pesan los años. Pasamos calor, hace mucho, pero se ve que además aquí arriba es en verano cuando llueve, lo que hace que la humedad suba hasta aproximadamente un 3000%, tirando por lo bajo. Llegamos a Pärnu, la capital veraniega de Estonia, una rápida visita a la playa y a descansar, supongo que nadie me creería si digo que tras tres días caminando salimos a dar una vuelta por la agitada vida nocturna de este pueblo.
Hoy toca disimular las ganas de tirarnos a pasar el día en la playa…
Coru.
Moito disumulades. A este paso chegades o mes que ven. Keep walking!
Que facil cando a enerxia a gasta outro e solo tes que mirar. Byby Finland
Wow, sounds amazing to walk in that heat. Well, I´m not surprised at all that you have found cool party places and danced till dawn, again 🙂
Keep up with that spirit!
Yesterday I went to see how Paca is doing in front of the Duch ING bank, under a nice three. He was fine and I took him to a small ride and went to buy a printer to my new home office. The GPS found the way as always, and Duch, who lost to victory to Spanish, gave me politely way as I drove with the famous E-register labels.
I drove him back to rest under that same three. Hopefully someone enthustiastic person could drive him home.
Take care, xxxxxxxxxxxx
Levaba un tempo sin seguirvos e xa levades un bo camiño recorrido. ö principio era un pouco deprimente ver o que había diante e detrás; agora xa xe van igualando as partes. Ánimo.
Sí disimular que uno no se quiere marchar, es habitual.Dejar tantas cosas atrás duele un poco el corazón y quedarse contemplando un poco más apetece…esprimiendo cada segundo, que se pare el tiempo.Esa es un poco la parte dura del viaje, la que nadie cuenta. Animo chicos
ÍTACA
(Constantinos Kavafis)
Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca
desea que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
y al feroz Poseidón no encontrarás,
si dentro de tu alma no los llevas,
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos:
detente en mercados fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.
Un nuevo y sorprendido seguidor de vuestro camino……….enhorabuena y continuando un comentario anterior : Keep on walking…….. you can….